La peluquería canina es una profesión sin regular a nivel estatal ni europeo. No existe una formación reglada ni una titulación oficial, ni siquiera tiene un simple certificado de profesionalidad reconocido.
Por esta razón, el acceso a la peluquería canina es libre. Existen academias multicursos donde dan una formación incompleta, escuelas de peluquería con profesionales que enseñan de verdad la profesión, y personas sin escrúpulos que no pasarían un examen teórico y sin embargo están enseñando esta complicada profesión, incluso hasta con cursos totalmente online sin prácticas.
Cualquiera sin una formación adecuada puede estar ejerciendo de «peluquero canino» incluso de profesor de peluquería. De este modo, el servicio que se ofrece suele ser de bajo coste, porque entre otras cosas, la calidad del trabajo corresponde a una mala y ausencia formación e información. Y todos sabemos que no se puede pagar lo mismo por un trabajo mal hecho que por otro bien hecho.
La peluquería canina no es sólo lavar y cortar el pelo, hay muchas más cosas detrás que, si no te lo cuentan, es difícil ver que no es tan sencillo:
- Trabajar con animales no es tarea fácil, se mueven, son impredecibles, existe la posibilidad de que nos muerdan… Para ello es necesario conocer el lenguaje canino, saber interpretarlo y saber reaccionar.
- Es necesario cumplir con las medidas de seguridad y conocer las ventajas y los inconvenientes de cada agarre de contención para evitar que el perro pueda lesionarse.
- Conocer la cosmética y su uso según el pelo y la piel del perro es muy importante y necesario para conseguir un acabado profesional. Utilizar una cosmética inadecuada puede ocasionar graves consecuencias.
- Dominar todas las técnicas para lograr un resultado ya no sólo bonito estéticamente. Los arreglos que realizamos tienen un fin dermoestético. Esto quiere decir que no sólo buscamos dejar bonito e higiénico al perro, sino también velamos porque ese arreglo se adapte a las necesidades del pelo y la piel, para no dañar la salud del animal.
- Lo más importante de todo, saber porqué se puede o no se puede cortar qué tipos de pelo, porque utilizar una técnica inadecuada puede poner el peligro su salud.
A la hora de dejar a tu perro en manos de un peluquero canino:
- Primero pide si te deja ver cómo trabaja con tu perro o con otros perros. La transparencia es importante. Demuestra que no hay nada que esconder y que sabe perfectamente cómo manejar la situación.
- Pregunta sobre el tipo de mantenimiento que necesita tu perro y porqué. Duda si no da explicaciones claras.
- No todos los perros se pueden rapar. . Si tienes un golden, un pastor alemán, un bretón, un pomerania, un labrador… y te dicen que no te cortan el pelo, piensa que pasar la máquina es muy fácil, y que no te quieren cobrar por ese trabajo. No desconfíes si preguntas a otro peluquero sobre cortar el pelo a tu perro y te responde que no se corta, a pesar de que se lo hayan estado haciendo en otros sitios durante años, pregunta porqué no se corta y contrasta la información con tu peluquero habitual o con otros profesionales
- El stripping no duele y no se hace con ningún artilugio tipo máquina de púas que giran ni invenciones de ese tipo. El stripping es una técnica que se realiza con los dedos y/o con cuchillas especiales y/o piedra pómez para arrancar el pelo. Esta técnica no dura menos de dos horas y no se cobra menos de 40-45 €. Desconfía de tiempos más cortos y precios más baratos.
Y por supuesto, evita los centros donde se hayan realizado los trabajos que se muestran a continuación. Esos cortes de pelo, a parte de ser antiestéticos y no guardar una armonía ni cumplir con el standar de la raza, producen graves problemas de piel y de pelo en el animal, como alopecia puntual o crónica, dermatitis, seborrea…
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